Un hombre de lucha
Por: Laura Salas
DAS, estas son las siglas que identifican al Departamento Administrativo de Seguridad, encargado de realizar la inteligencia y contrainteligencia, tanto interna como externa de Colombia; fue creado en 1953 por el presidente Gustavo Rojas Pinilla, mediante el decreto 2872.
Edgar Barrera Duarte era estudiante de Geología de la Universidad Nacional, en los años 70 conoció un abogado, ignoraba la posibilidad que este pudiera tener algún tipo de relación con la institucionalidad en el ámbito de inteligencia, el mismo hombre contactó a Edgar con el Director Nacional del DAS de ese entonces, a partir de ese momento fue reclutado para hacer parte del equipo de inteligencia como analista, el general Miguel Maza Márquez, quien en ese entonces era el hombre con más atentados en su contra, fue el encargado de recibirlo y ser su jefe, “cuando lo conocí por primera vez me pareció un hombre inteligente, con excelente capacidad de discernir y analizar, lo cual fue de vital importancia”.
La situación histórica que se manejaba en el país era el narcoterrorismo, la toma del Palacio de Justicia, el bombardeo al DAS, el rescate del exministro y exalcalde de Bogotá Julio César Sánchez, guerras contra los grupos insurgentes, capturas de comandantes de frentes del grupo FARC, desmantelamientos de bandas dedicadas al hurto de arte (entre esas una pieza de Fernando Botero), entre otros. Para la intervención de los casos que se presentaban, se analizaban los fenómenos delictivos que iban cambiando en rigor y también en importancia, la agenda de trabajo y atención pública hacia ellos se modificaban por la magnitud de la amenaza, era ahí cuando se debía actuar.
Hortensia, la esposa de Edgar, cuenta que ellos se conocieron en la central del DAS, ella conocía su trabajo e importancia, pero en ese entonces no era consciente de todos los riesgos que podían correr, tuvieron que abandonar su domicilio más de 9 veces; la vida de Edgar, Hortensia y su hija corría riesgo todo el tiempo, Hortensia asegura que “nos hacían llamadas, estacionaban carros frente a nuestro apartamento y nos seguían”, y resalta que queda la satisfacción del deber cumplido, pero definitivamente “la justicia es para el de ruana, existen privilegios y no les importa el hombre caído”; María aporta “muchas veces nos persiguieron, era algo que pasaba en nuestra cotidianidad”, ella quiso seguir los pasos de su padre, pero dio reverso a su decisión, “me di cuenta lo difícil que es ser justo y tratar de hacer las cosas bien en un país como Colombia”, su decisión de vida fue estudiar una carrera totalmente ajena a la de su padre y marcharse del país; la vida de estas dos mujeres que formaban parte de la vida de Edgar, en ocasiones fue “normal”, otras como una novela.
Edgar, nunca se imaginó llevando este estilo de vida, pues de pequeño pensaba estudiar algo acorde con el estudio que tuvo en la provincia colombiana: veterinaria o agronomía; por cambios de la vida resultó teniendo una base formativa de internacionalista, llevándolo a formarse como criminólogo y criminalista de los estupefacientes en Alemania, luego, en Estados Unidos, con la Universidad de Virginia y la academia nacional del FBI en investigación criminal, posteriormente cumplió con una especialización en Resolución de conflictos y una maestría en Defensa y seguridad nacional, entre otras. Con una hoja de vida impecable se retiró del DAS por decisión propia al tener 40 años, pese a todas las dificultades que pasó y sabiendo que este departamento fue liquidado tiempo después por decisiones políticas, jamás se arrepintió del trabajo que tuvo, “lo hicimos con mucho coraje, con mucho esfuerzo, devoción y sobre todo con un sentido patriótico de absoluta entrega y servicio en función del bien común”; siguen vivas las buenas y malas experiencias.
Edgar se caracteriza por su lucha, valentía y en especial por su impuntualidad, hoy en día ha tomado la iniciativa de dedicarse a obtener una renta de servicios a través del ámbito de la seguridad e investigación en la empresa privada e hizo un cambio drástico es su vida, conoció a Dios; Maza Márquez afirma que Edgar aprendió a valorar, “he visto en él al hombre que está en un ciento por ciento comprometido con ese Dios, que es el que todo lo puede”. Ricardo, un joven alto, de tez blanca, ojos miel y carisma, es seminarista aspirante al sacerdocio y sobrino de Edgar, cuenta que tiene recuerdos muy valiosos de su tío, por temas de seguridad el trabajo de Edgar siempre fue un secreto, pero por el lado personal y espiritual, “ Edgar no creía en nada”, a través de los años ha logrado crecer de una manera espiritual, “ahora tiene un amor y un servicio impresionante con la gente necesitada de Dios y necesitada económicamente”, ha llegado a tener una fe muy madura, hoy en día hace parte del diaconado permanente dentro de la iglesia católica, “cumple una labor estupenda”, también asume el cargo de trabajar con los inmigrantes de la arquidiócesis de Bogotá gracias al cardenal. León García es un hombre que trabajó para Pablo Escobar y gracias a Edgar Barrera tuvo una importante testificación en la justicia de Estados Unidos para declarar en contra de los carteles de droga de México y Colombia, León agradece por haberle ayudado en su conversión, “la otra conversión y esta, la verdadera, hacia el cielo del señor, muchas gracias profesor, vivo eternamente agradecido”.
Edgar Barrera Duarte, un hombre que logra mezclar su vida espiritual con la seguridad privada, dos mundos no muy lejanos.
Anexo: Por cuestiones de seguridad el nombre del personaje principal tuvo que ser cambiado por Edgar Barrera Duarte, en honor a su asesinato por parte del ELN y las Farc en el año 1998 por una bomba puesta en su automóvil y rematado por balas. El nombre de su esposa, hija y sobrino fueron cambiados por protección, personajes como Miguel Maza Márquez y León García no fueron cambiados.
DAS, estas son las siglas que identifican al Departamento Administrativo de Seguridad, encargado de realizar la inteligencia y contrainteligencia, tanto interna como externa de Colombia; fue creado en 1953 por el presidente Gustavo Rojas Pinilla, mediante el decreto 2872.
Edgar Barrera Duarte era estudiante de Geología de la Universidad Nacional, en los años 70 conoció un abogado, ignoraba la posibilidad que este pudiera tener algún tipo de relación con la institucionalidad en el ámbito de inteligencia, el mismo hombre contactó a Edgar con el Director Nacional del DAS de ese entonces, a partir de ese momento fue reclutado para hacer parte del equipo de inteligencia como analista, el general Miguel Maza Márquez, quien en ese entonces era el hombre con más atentados en su contra, fue el encargado de recibirlo y ser su jefe, “cuando lo conocí por primera vez me pareció un hombre inteligente, con excelente capacidad de discernir y analizar, lo cual fue de vital importancia”.
La situación histórica que se manejaba en el país era el narcoterrorismo, la toma del Palacio de Justicia, el bombardeo al DAS, el rescate del exministro y exalcalde de Bogotá Julio César Sánchez, guerras contra los grupos insurgentes, capturas de comandantes de frentes del grupo FARC, desmantelamientos de bandas dedicadas al hurto de arte (entre esas una pieza de Fernando Botero), entre otros. Para la intervención de los casos que se presentaban, se analizaban los fenómenos delictivos que iban cambiando en rigor y también en importancia, la agenda de trabajo y atención pública hacia ellos se modificaban por la magnitud de la amenaza, era ahí cuando se debía actuar.
Hortensia, la esposa de Edgar, cuenta que ellos se conocieron en la central del DAS, ella conocía su trabajo e importancia, pero en ese entonces no era consciente de todos los riesgos que podían correr, tuvieron que abandonar su domicilio más de 9 veces; la vida de Edgar, Hortensia y su hija corría riesgo todo el tiempo, Hortensia asegura que “nos hacían llamadas, estacionaban carros frente a nuestro apartamento y nos seguían”, y resalta que queda la satisfacción del deber cumplido, pero definitivamente “la justicia es para el de ruana, existen privilegios y no les importa el hombre caído”; María aporta “muchas veces nos persiguieron, era algo que pasaba en nuestra cotidianidad”, ella quiso seguir los pasos de su padre, pero dio reverso a su decisión, “me di cuenta lo difícil que es ser justo y tratar de hacer las cosas bien en un país como Colombia”, su decisión de vida fue estudiar una carrera totalmente ajena a la de su padre y marcharse del país; la vida de estas dos mujeres que formaban parte de la vida de Edgar, en ocasiones fue “normal”, otras como una novela.
Edgar, nunca se imaginó llevando este estilo de vida, pues de pequeño pensaba estudiar algo acorde con el estudio que tuvo en la provincia colombiana: veterinaria o agronomía; por cambios de la vida resultó teniendo una base formativa de internacionalista, llevándolo a formarse como criminólogo y criminalista de los estupefacientes en Alemania, luego, en Estados Unidos, con la Universidad de Virginia y la academia nacional del FBI en investigación criminal, posteriormente cumplió con una especialización en Resolución de conflictos y una maestría en Defensa y seguridad nacional, entre otras. Con una hoja de vida impecable se retiró del DAS por decisión propia al tener 40 años, pese a todas las dificultades que pasó y sabiendo que este departamento fue liquidado tiempo después por decisiones políticas, jamás se arrepintió del trabajo que tuvo, “lo hicimos con mucho coraje, con mucho esfuerzo, devoción y sobre todo con un sentido patriótico de absoluta entrega y servicio en función del bien común”; siguen vivas las buenas y malas experiencias.
Edgar se caracteriza por su lucha, valentía y en especial por su impuntualidad, hoy en día ha tomado la iniciativa de dedicarse a obtener una renta de servicios a través del ámbito de la seguridad e investigación en la empresa privada e hizo un cambio drástico es su vida, conoció a Dios; Maza Márquez afirma que Edgar aprendió a valorar, “he visto en él al hombre que está en un ciento por ciento comprometido con ese Dios, que es el que todo lo puede”. Ricardo, un joven alto, de tez blanca, ojos miel y carisma, es seminarista aspirante al sacerdocio y sobrino de Edgar, cuenta que tiene recuerdos muy valiosos de su tío, por temas de seguridad el trabajo de Edgar siempre fue un secreto, pero por el lado personal y espiritual, “ Edgar no creía en nada”, a través de los años ha logrado crecer de una manera espiritual, “ahora tiene un amor y un servicio impresionante con la gente necesitada de Dios y necesitada económicamente”, ha llegado a tener una fe muy madura, hoy en día hace parte del diaconado permanente dentro de la iglesia católica, “cumple una labor estupenda”, también asume el cargo de trabajar con los inmigrantes de la arquidiócesis de Bogotá gracias al cardenal. León García es un hombre que trabajó para Pablo Escobar y gracias a Edgar Barrera tuvo una importante testificación en la justicia de Estados Unidos para declarar en contra de los carteles de droga de México y Colombia, León agradece por haberle ayudado en su conversión, “la otra conversión y esta, la verdadera, hacia el cielo del señor, muchas gracias profesor, vivo eternamente agradecido”.
Edgar Barrera Duarte, un hombre que logra mezclar su vida espiritual con la seguridad privada, dos mundos no muy lejanos.
Anexo: Por cuestiones de seguridad el nombre del personaje principal tuvo que ser cambiado por Edgar Barrera Duarte, en honor a su asesinato por parte del ELN y las Farc en el año 1998 por una bomba puesta en su automóvil y rematado por balas. El nombre de su esposa, hija y sobrino fueron cambiados por protección, personajes como Miguel Maza Márquez y León García no fueron cambiados.